LOS NIÑOS DEL VERANO, Dot Hutchison (El Coleccionista #3)

III: El Coleccionista #3:  LOS NIÑOS DEL VERANO
IV: El Coleccionista #4: La temporada de los niños desaparecidos

«Pero las cosas empeoran en la oscuridad, ¿verdad? Las personas siempre son más honestas cuando nadie puede verlas.»

«Si tienes miedo a algo cuando hay luz, ¿no es lógico tenerle más miedo en la oscuridad?»

«Esto no es algo de lo que puedas salir sin cicatrices profundas que nunca cerrarán del todo.»

«Sin importar lo mucho que Ronnie intente suturar sus heridas, siempre podrá ver las costuras, y también serán visibles para cualquiera que las haya experimentado en su propia alma.»

«Mis manos no tiemblan, mi voz es tranquila, pero me recorre una cierta electricidad que me hace sentir que todo va a un millón de kilómetros por hora.»

«No lo estoy, pero, claro, no muchos podrían notarlo. No puedo culparla por no ser una de esas personas.»

«Los niveles de caballerosidad e incomodidad varían dependiendo de la persona que le provoca esa respuesta.»

«Eddison toma mi bolsa, porque su reacción ante la angustia de una mujer es tener una incómoda actitud de caballero.»

«Nunca va a aparentar otra cosa que no sea dulzura e inocencia, así que ya ni siquiera lo intenta; tan sólo perfecciona su aspecto desvalido para que todos la subestimen. Es maravillosa.»

«Aprendes a manejarlo, a esconderlo, a hacerlo útil. [...] Aprendes a dejar que te motive, pero nunca deja de lastimarte.»

«¿Cómo puedes extrañar tu hogar cuando estás ahí?»

«Aun cuando las cosas van mal, duele que terminen.»

«—No los asustes, o asústalos tanto que no se atrevan a contarlo. […] Cualquier otra cosa es buscarte problemas.»

«—Porque las puertas se cierran […] y podemos seguir extrañando lo que estaba del otro lado aunque haya sido nuestra decisión alejarnos.»

«Agarras un mapa, trazas un plan y de repente todo se voltea, y estás tan perdida en los cambios mientras pasan que no los registras hasta después.»

«Su entereza, pese al miedo y el dolor en su mirada, hace que se me rompa el corazón al pensar en lo que debe haber vivido para saber controlarse de ese modo siendo tan joven.»

«Sus heridas son distintas […]; están más allá del dolor, son el resultado de algo enfermo y retorcido.»

«Presiono el botón del elevador con más fuerza de la necesaria, y tengo que controlarme para no hacerlo una y otra vez. Es esa clase de mañana.»

«Fue el primer lugar realmente mío, no sólo porque vivía en él, sino porque podía controlar quién entraba.»

«—Porque no me gusta compartir mi espacio todo el tiempo. Porque tener mi propio espacio, tener cerraduras que me separen de los demás, es importante para mí.»

«Aterrador pero correcto.»

«No es imposible sanar después de eso, pero las cicatrices se quedan. La manera en que ves a la gente cambia, y también cuánto puedes confiar en los demás o dejarlos entrar. Cambian tus hábitos e incluso tus sueños y deseos. Cambia lo que eres y, sin importar cuánto intentes volver a ese punto, a la persona que eras antes, nunca lo consigues. Algunos cambios son irreversibles.»

«—Respuesta situacional.»

«La tristeza vendrá después. Las heridas se abrieron con algo demasiado afilado como para que el dolor se registre de inmediato.»

«Sin importar lo preparado que estés intelectualmente, trabajar en la Unidad de Delitos contra Menores es como un coro de yunques: los martillos siempre pegan con fuerza.»

«— ¿Estás bien?
    —Por ahora, sí.
        —Pero, ¿vas a estar bien?»

«[…] el rescate es sólo un momento y no un estado del ser. Sin importar de qué los hayamos salvado, no tenemos poder para influenciar lo que vendrá después.»

«Las cicatrices significan que sobrevivimos a algo, aunque las heridas nos sigan doliendo.»

«—Alguien que elige hacer esto puede elegir detenerse. Alguien que necesita hacerlo… Alguien que no puede detenerse necesita que lo detengan.»

«No creo en el té.»

«Ser víctima no es algo que desaparezca en cuanto te rescatan.»

«Aunque algún día las cicatrices se borraran de su cuerpo, las heridas permanecerían en su alma.»

«El mundo está en guerra. Por lo que sólo hay que dejar que se queme.»

«Quizás en eso consiste dar un paso atrás, en reconocer que no tengo la fuerza para hacerlo hoy.»

«Dios nos salve de los idiotas y los hombres.»

«Incluso sanar tiene su límite. Llega un momento en el que el tiempo ya no es un factor, cuando ya ha hecho todo lo que podía.»





Un niño golpeado, cubierto de sangre y aferrado a un oso de peluche aparece en la puerta de la casa de la agente Mercedes Ramírez.
El chico le cuenta que sus padres fueron asesinados dejaste de él por un ángel que luego lo llevó hasta su porche para que ella lo cuidara. 
La Unidad de Delitos contra Menores tratará de resolver este caso mientras más niños comienzan a llegar a la puerta de la agente con la misma historia de terror.
Todos provienen de hogares violentos y despiertan en ella dolorosos recuerdos que amenazan con desestabilizar su carrera y tranquilidad.





¿Veredicto? Aplausos.

Comenta los otros dos libros, por lo que podría leerse por separado (pero recomiendo leer los otros para entender los hilos y comentarios).

Estos libros ahondan en el caso y las víctimas lo mismo que en el equipo del FBI encargado del caso. Eso me encanta. Con el primero no me di cuenta, y me concentré en las víctimas, pero a lo largo de la serie te infiltras más en el equipo y vas conociéndoles en profundidad, su forma de ser, su pasado, las razones por las que están en la UDM… ME HA ENCANTADO.

Es verdad que la trama de todos los libros es fuerte, pero en este los niños son tan pequeños… Te hace sentir.

Nota: La narración es en primera persona(esta vez la protagonista es Mercedes, la agente Ramírez, que ya conocemos), intercalado con una tercera.