EL PERFUME, Patrick Süskind

«En el siglo XVIII vivió en Francia uno de los hombres más geniales y abominables de una época en que no escasearon los hombres abominables y geniales.»

«¿Cómo huele un lactante cuando huele como tú crees que debe oler?»

«La seguridad del hogar, la entrega, la ternura, el amor —o como se llamaran las cosas consideradas necesarias para un niño— eran totalmente superfluas para el niño Grenouille. Casi afirmaríamos que él mismo las había convertido en superfluas desde el principio, a fin de poder sobrevivir.»

«Vivía encerrado en sí mismo como una cápsula y esperaba mejores tiempos. Sus excrementos era todo lo que daba al mundo; ni una sonrisa, ni un grito, ni un destello en la mirada, ni siquiera el propio olor.»
«Su vida valía tanto como el trabajo que pudiera realizar […]»

«Día tras día concentraba en su interior toda la energía de su terquedad y espíritu de contradicción empleándola solamente para sobrevivir como una garrapata al período glacial que estaba atravesando; resistente, frugal, discreto, manteniendo al mínimo, pero con sumo cuidado, la llama de la esperanza vital.»

«Había triunfado, ya que vivía y poseía una porción de libertad que le bastaba para seguir viviendo.»

«Una fragancia incomprensible, indescriptible, imposible de clasificar; de hecho, su existencia era imposible. Y no obstante, ahí estaba, en toda su magnífica rotundidad. Grenouille la siguió con el corazón palpitante porque presentía que no era él quien seguía a la fragancia, sino la fragancia la que le había hecho prisionero y ahora le atraía irrevocablemente hacia sí.»

«Tenía la impresión de haber nacido por segunda vez, no, no por segunda, sino por primera vez, ya que hasta la fecha había existido como un animal, con sólo una nebulosa conciencia de sí mismo.»

«La desgracia del hombre se debe a que no quiere permanecer tranquilo en su habitación, que es su hogar.»

«Sólo le gustaba el resplandor de la luna. Su luz no tenía color y perfilaba débilmente el terreno, bañando la tierra con un tinte gris sucio y estrangulando la vida durante una noche. Este mundo como de plomo fundido en el que sólo se movía el viento, que a veces se cernía sobre los bosques grises como una sombra, y en el que sólo vivían las fragancias de la tierra desnuda, era el único mundo aceptable para él porque se parecía al mundo de su alma.»

«Su tesis era que la vida sólo puede desarrollarse a cierta distancia de la tierra, ya que ésta emana constantemente un gas putrefacto, un llamado “fluido letal” que paraliza las energías vitales y tarde o temprano conduce a su extinción. Por esta razón todos los seres vivos tendían a crecer alejándose de la tierra, hacia arriba en lugar de hacia dentro de sí mismos, por así decirlo; por eso desarrollaban sus partes más valiosas en dirección al cielo; el grano, la espiga; la flor, sus capullos; el hombre, la cabeza; y por esto, cuando la edad los inclinaba y acercaba de nuevo a la tierra, eran indefectiblemente víctimas del gas letal, ya que el proceso de envejecimiento los conducía a la muerte y la descomposición.»

«Era un maestro en el arte de inspirar tedio y simular torpeza, nunca con tanta exageración como para incitar a burlas o convertirse en blanco de las bromas pesadas de sus colegas del gremio. Lo dejaban en paz y esto era lo que él quería.»

«¿[…] un acto de imprudencia temeraria o de un valor digno de admiración?»





Jean-Baptiste Grenouille tiene su marca de nacimiento: no despide ningún olor y por ello hace temer la presencia de algún demonio. Al mismo tiempo posee un don excepcional: un olfato prodigioso que le permite percibir todos los olores del mundo. 
Desde la miseria en que nace, abandonado al cuidado de unos monjes, Jean-Baptiste Grenouille lucha contra su condición y escala posiciones sociales convirtiéndose en un afamado perfumista. Crea perfumes capaces de hacerle pasar inadvertido o inspirar simpatía, amor, compasión... 
Para obtener estas fórmulas magistrales debe asesinar a jóvenes muchachas vírgenes, obtener sus fluidos corporales y licuar sus olores íntimos. Su arte se convierte en una suprema e inquietante prestidigitacion.




Realmente es fácil de leer, pese a sus párrafos describiendo olores y creando perfumes, acaba resultando hipnótico la forma en que detalla los aromas.

Me ha resultado un libro muy interesante, se aprende mucho sobre la fabricación de perfumes a la vez que la historia va avanzando, sin resultar nada tedioso o aburrido. Recomendado.