Noches Blancas, Fiódor Dostoyevski

*Y entonces un incidente vino en mi ayuda*

«No sé callar cuando el corazón habla en mi interior.»

« […] es usted su propio enemigo y, si lo intentara, lo conseguiría.»

« […] finalmente, todo lo que pido es que me digan con simpatía dos palabras fraternales, que no me aparten a la primera, que crean en mí de palabra, que escuchen atentas lo que voy a decir, que se rían de mí si quieren, que me infundan esperanzas, que me digan dos palabras, dos palabras nada más, […] »

«Soy un soñador, tengo tan poca vida real y momentos como este, como el de ahora, los cuento tan raramente que es imposible que no repita estos momentos en sueños.»

*Dejemos que sea un secreto por ahora*

*al menos en la distancia parecerá una novela*

« […] en mi cabeza se han abierto miles de válvulas y tengo que verter ríos de palabras o me ahogaré.»

«Reina el silencio en la pequeña habitación, la soledad y la pereza complacen a la imaginación, […] »

« […] podía hablar como si estuviera leyendo porque mi discurso llevaba mucho tiempo escrito y ahora no me había resistido a leerlo, a confesar la verdad sin esperar que me comprendieran.»

« […] me da miedo pensar en el futuro porque en el futuro hay de nuevo soledad, de nuevo esa vida rancia e innecesaria.»

« […] porque después de esas noches de fantasía se me vienen encima momentos de sobriedad ¡y son terribles! »

«Ahora me gusta recordar y visitar en un periodo determinado los lugares donde una vez fui feliz a mi manera.»

«En cuanto me lo hubo preguntado, yo enrojecí sin saber por qué, me sentía avergonzada y de nuevo ofendida, está claro que era porque otros habían empezado a hacer preguntas sobre ese tema. No quería responder, sólo marcharme, pero no tenía fuerzas.»

« […] porque mis piernas apenas me sostenían. El corazón me latía con tal fuerza que me dolía la cabeza y el juicio se me nublaba.»

«No, no hace falta disculparse. Los hechos justifican todo, […]»

«Si es que damos las gracias a otras personas sólo por vivir junto a nosotros.»

«Sí, cuando somos desgraciados, sentimos más la desdicha de los otros; el sentimiento no se divide, sino que se concentra.»

« ¡Ah, qué insoportable puede ser una persona feliz en determinados momentos!»

« […] como si una única emoción, un único sentimiento debiera quedarse conmigo desde ahora y para siempre, como si un único minuto debiera prolongarse toda la eterniadad; […] »

« […] y me maldije por ese arrebato de maldad.»

«En ese momento era la persona más fácil de engañar; claro que todos, en un momento así, escucharíamos con alegría el consuelo que fuera y nos pondríamos bien contentos sólo con una sombra de justificación.»

« ¿Por qué la mejor persona pareciera que siempre esconde y calla algo? »

«Y ahora se me caen las lágrimas, bueno, dejemos que caigan, no molestan a nadie, que sigan cayendo. Se secarán, Nástenka… »





 
San Petersburgo, su luz, sus casas y sus avenidas son el escenario de esta apasionada novela. En una de esas «noches blancas» que se dan en la ciudad rusa durante la época del solsticio de verano, un joven solitario e introvertido narra cómo conoce de forma accidental a una muchacha a la orilla del canal. Tras el primer encuentro, la pareja de desconocidos se citará las tres noches siguientes, noches en las que ella, de nombre Nástenka, relatará su triste historia y en las que harán acto de presencia, de forma sutil y envolvente, las grandes pasiones que mueven al ser humano: el amor, la ilusión, la esperanza, el desamor, el desengaño.




Primer contacto con este autor, y muy bueno.
Es una historia tierna de amor y desamor, subrayo lo de tierna.
La historia trata solamente los dos personajes principales y acabas entendiéndoles, sintiendo empatía por la soledad que sufren los dos. La vergüenza de Nástenka con su abuela, el miedo que tiene de que su amor no vuelva…
Te sorprendes esperando esas noches, esas conversaciones, esas historias, porque sabes que es lo único que tienen, y sientes la alegría y la esperanza en la voz de ambos.
Sí, tierna es la palabra.