El silencio del bosque, Tana French (Garda#1)

«Este verano te explota en la lengua con sabor a briznas de hierba masticadas, tu propio sudor, galletas María con mantequilla chorreando por los agujeros y botellas de limonada agitadas para beber en una cabaña en un árbol.»

«Corren hacia la leyenda, hacia las historias para no dormir y las pesadillas que los padres nunca oyen.»

*Anhelo la verdad. Y miento.*

«A todos nos han entrenado para que nos horroricemos ante el demonio de los prejuicios, pero existe una honda y pertinaz vena nostálgica por los cincuenta […]»

«Hay una parte de mí que se siente intensamente atraída por las mujeres que me irritan.»

«Pocas personas la habrían considerado hermosa, pero mis gustos siempre han tendido más al corte a medida que a los productos de marca, y me da mucho más placer mirarla a ella que a cualquiera de esos clones rubios y tetudos a los que, según me ordenan insultantemente las revistas, debería desear.»

«Yo, que me lo he currado para tener un aire de perfecta y tranquila indiferencia, reconozco la autenticidad cuando la veo.»

«No puedo explicar qué alquimia transmutó una sola noche en el equivalente a años de amistad compartida. Lo único que puedo decir es que reconocimos, con demasiada claridad incluso para sorprendernos, que hablábamos el mismo idioma.»

«Los tipos como él —interesados de forma obvia únicamente en lo que piensan las demás personas y no en lo que éstas piensan de ellos— siempre me han hecho sentir terriblemente inseguro.»

«Me resultaba vaga y frustrantemente familiar, pero no lograba discernir si era porque en verdad lo recordaba o porque sabía que debía recordarlo.»

«Se me quedó mirando, con una dosis impresionante de incrédula indignación.»

*me gusta la incongruencia*

«Me caía bien. Estaba afectada pero se negaba a mostrarlo; […] »

«[…] vagando como una especie de personaje trágico acechado por el pasado, sonriendo con tristeza al mundo tras un velo agridulce de humo de cigarrillo y recuerdos.»

«[…] parecía —como pasa casi siempre con los hogares de las víctimas y hasta con las escenas de los crímenes— demasiado banal para semejante nivel de tragedia.»

«[…] gente que te hace perder una cantidad ingente de tiempo debido a su obsesión por decir lo que consideran que quieres oír.»

«—La ausencia de pruebas no es la prueba de una ausencia.»

«No era miedo, sino más bien como esa repentina inyección de alerta cuando alguien te despierta gritando tu nombre, […]»

«Lo vemos a menudo: gente desesperada por seguir hablando porque en cuanto se detengan nos iremos y se quedarán a solas con lo que ha ocurrido.»

«Obviamente, es difícil demostrar que algo no existe, y decirlo sin tener pruebas sólidas sólo alienta teorías conspiratorias, […]»

*era la noche sacándole brillo a las ventanas*

«Puede que ella, igual que yo, hubiese amado los ínfimos detalles y los inconvenientes aún más que las maravillas, porque esas cosas te demuestran que perteneces a algo.»

*No me doy cuenta de cuándo soy feliz, salvo en retrospectiva*

«Mi don, o mi defecto fatal, es la nostalgia. En ocasiones me han acusado de exigir la perfección, o de rechazar los deseos del corazón en cuanto me acerco tanto que el barniz misterioso e impresionista se difumina en unos puntos llanos y sólidos, pero la verdad no es tan sencilla. Sé muy bien que la perfección está hecha de elementos mundanos disgregados. Supongo que podría decirse que mi verdadera debilidad es una especie de hipermetropía: normalmente sólo veo el dibujo a distancia, y cuando ya es demasiado tarde.»

«No creo haber pensado en los moteros ni una sola vez a lo largo de 20 años, y me desagradaba profundamente la idea de que hubieran permanecido ahí a pesar de todo, a la espera de su momento para saltar como un muñeco con resorte, meneándose, sonriendo y dándome un buen susto.»

«Tenía la sensación de que todo empezaba a despertarse, a redistribuirse de algún modo imperceptible pero crucial; un engranaje diminuto e invisible comenzaba a moverse. Y, por irónico que pueda parecer, creo que, en lo más hondo de mi ser, una parte de mí estaba impaciente por ver qué era lo próximo que ocurriría.»

*súbita y compulsivamente, deseé estar en otra parte*

«Lo sobrellevé, siguiendo la gran tradición de los niños en todas partes, encerrándome en mi imaginación.»

«[…] me había convertido —por el simple hecho de sobrevivir— en un bicho raro.»

«Le decía a la gente que me tomaba un año sabático, pero lo cierto era que no quería hacer nada, absolutamente nada, durante el mayor tiempo posible, tal vez durante el resto de mi vida.»

«Después del internado, la soledad resulta embriagadora.»

«Sé que éste es uno de los inconcebibles tabúes de nuestra sociedad, pero había descubierto que tenía talento para ejercitar una maravillosa pereza sin arrepentimiento, de una clase que casi nadie conoce después de la infancia.»

«Omite cosas, elude preguntas con franca malicia o con tanta sutilidad que apenas notas que lo haga, y teje frases engañosas con pericia de prestidigitadora; pero nunca la he visto mentir de forma rotunda, […]»

«No fue mucho más tarde, con la luz fría y dura que da la perspectiva, cuando las pequeñas cosas afloraron, se ordenaron y encajaron perfectamente para formar los patrones que deberíamos  haber visto desde el principio.»

«Hablaba muy deprisa, en voz alta y con demasiado atropello, y sostuvo mi mirada demasiado tiempo sin pestañear, como si estuviera hipnotizada. Estaba terriblemente nerviosa e intentaba disimularlo.»

«La sorpresa y el dolor a menudo provocan reacciones exageradas e ilógicas en la gente; […]»

«Los niños […] no sueltan mentiras inútiles si no es que no pueden soportar la realidad.»

«—La mente de Cassie es como un cruce en forma de trébol: es capaz de girar en direcciones completamente divergentes y luego, por alguna rebelión dimensional propia de Escher, regresar vertiginosamente al quid—.»

«Uno puede acordarse de la primera vez que se acostó con alguien o de la primera vez que se enamoró: esa explosión cegadora que te electrifica hasta las yemas de los dedos y te transforma como una iniciación. Juro que no es nada, nada de nada, comparado con el hecho de poner tu vida, sencilla y diariamente, en las manos de otro.»

*supongo que todos los niños son egocéntricos*

«[…] a lo largo de las últimas semanas había llegado a pensar en mis recuerdos como algo sólido, como pequeños objetos brillantes que podía buscar y atesorar, y resultaba perturbador en extremo pensar que tal vez fueran unas baratijas taimadas y huidizas que no eran en absoluto lo que parecían.»

«Sabía que tenía que hacer algo antes de que la gente empezara a advertir que me estaba desmoronando y el hombrecillo de la bata blanca viniera para llevarme con él, pero por mi vida que no se me ocurría nada que pudiera servir lo más mínimo.»

*el arte de mentir consiste en saber cuándo parar*

*acento que puede cortarse con cuchillo*

«La mayoría de la gente no tiene por qué saber lo bribona y salvaje que puede volverse la memoria, convirtiéndose en una fuerza en sí misma con la que uno tiene que lidiar.»

«Resultó ser una de esas chicas que florecen temprano y al cabo de unos pocos años se marchitan, abrumadas.»

«No teníamos nada que hacer más que perder el tiempo, nada por lo que ilusionarnos, nada a lo que aspirar, nada de nada excepto nosotros mismos. No sé si entiende lo poderoso, lo peligroso que puede ser eso.»

*hay un límite respecto a lo raro que estoy dispuesto a parecer*

*pero infravaloré el poder de la estupidez*

«—[…] dentro de unos minutos.
—Optimismo […]. Me gusta.»

«Me da la impresión de que es un psicópata, y a los psicópatas les es más fácil mentir que decir la verdad.»

«¿Sabes qué es lo más extraño? Que deseé haber hecho todo aquello de lo que él me acusaba. En ese caso, todo habría tenido sentido y yo habría recibido mi merecido. Pero yo no había hecho nada, y sin embargo eso no cambiaba en lo más mínimo lo que sucedía. No había una relación de causa y efecto.»

«No me puedo permitir el lujo de ponerme paranoica.»

«Además ahora tengo unos buenos sensores contra los psicópatas. Es similar a una alergia: una vez te has expuesto a uno de ellos, ya estás hipersensibilizada.»

«Y creo que éste pudo ser, aunque se trataría de una competición muy reñida, el mayor de todos mis errores.»

«Él me había confiado su historia a mí, y esa confianza era una pequeña arma de corto alcance que no tenía intención de hacer detonar hasta el momento apropiado.»

*nada como el alcohol para desencadenar un lamentable autorreproche*

«[…] si no me hubiera visto apaleado hasta el punto de quedarme sin defensas ante lo único que saltaba a la vista.»

«Supongo que, aunque por carácter no encajo en el papel en ningún sentido, siempre he anhelado ser el héroe de un mito, que galopa temerario y magnífico al encuentro de su destino sobre un caballo salvaje que ningún otro hombre podía montar.»

«Ser detective de homicidios era lo único en lo que había puesto mi ilusión, aquello alrededor de lo cual había construido mi vestuario, mi andar, mi vocabulario y mi vida en sueños y en vigilia, y la idea de tirarlo todo por la borda con un solo giro de muñeca y ver cómo remontaba en el espacio como un globo brillante resultaba embriagadora.»

«Qué engreídos, Dios mío: fuimos tan supremamente arrogantes que nos creímos exentos de la regla más antigua conocida por el hombre.»

«A veces, cuando estás cerca de alguien se te escapan cosas. Otras personas pueden verlas, pero tú no.»

«—ese tipo de fe absoluta es una de esas cosas que, como la virginidad, sólo se pueden perder una vez, y nunca antes había conocido a nadie que la conservara más allá de los treinta—»

«Además, desde muy temprano aprendí a suponer algo oscuro y letal oculto en el corazón de todo lo que amaba. Al no encontrarlo reaccioné, apabullado y receloso, de la única manera que conocía: colocándolo ahí yo mismo.»

«[…] era como un concienzudo y apabullado san Bernardo que se esforzaba animosamente por cumplir con su deber en medio de una ventisca que hacía del todo inútil cada uno de sus laboriosos pasos—.»

«Pienso que el ayuno es una forma profundamente instintiva de implorar algo.»

«El arte de la interrogación se convierte en una segunda naturaleza; se te filtra en la sangre y permanece inalterable, más allá de lo atónito, agotado o excitado que estés: el tono educado y profesional, la marcha limpia e implacable a medida que se suceden las respuestas, pregunta tras pregunta…—.»

«Los seres humanos, y yo lo sé mejor que la mayoría, se acostumbran a cualquier cosa. Con el tiempo, hasta lo impensable se va abriendo un pequeño hueco en la mente de uno hasta convertirse en algo que simplemente ocurrió.»

«Me invadió una oleada de vergüenza terrible y abrasadora. La cara me ardía. No había sentido esa humillación tan extrema y apabullante desde el colegio; era ese vacío en el estómago cuando no cabe ninguna duda de que te han pillado, de que estás atrapado, y no hay absolutamente nada que puedas decir para negarlo o salir de ésa o arreglarlo un poco.»

«[…] la primera técnica que aprenden los niños pequeños: si le pides una cosa a alguien lo bastante a menudo durante el tiempo suficiente mientras está ocupado intentando hacer otras cosas, tarde o temprano accederá sólo para que te calles.»

«Todo cuanto me había mostrado lo construyó ella para impresionar, con la atención hábil y concentrada que se dedica al vestuario de un actor. Debajo de la miríada de velos relucientes había algo tan simple y mortífero como un alambre de espinos.»

«Creer es un verbo que no existe para ella. Las cosas no son verdaderas o falsas: te convienen o no le convienen. Para ella nada más tiene significado.»

«[…] no pude evitar pensar en todas las víctimas que causaba el silencio, en la estela de destrucción que dejaba tras de sí.»






La tarde del 14 de agosto de 1984, tres niños se adentraron en el bosque de Knocknaree, en las afueras de Dublín, nunca más salieron de él. La Policía encuentra esa misma noche a uno de ellos incapaz de recordar nada de las horas anteriores. 
Veinte años después, Ryan intentará definitivamente escapar de aquel bosque. Ahora se hace llamar Rob, es detective de Homicidios y sigue guardando con celo aquella pesadilla de la infancia. Hasta que encuentran el cuerpo de una niña de doce años asesinada en un escenario difícil de olvidar: el mismo bosque, el mismo terror, ninguna pista.





Amé el prólogo.
“[…] ansío la verdad. Y miento”
Simplemente perfecto. Durante todo el libro ves cómo mienten abiertamente para llegar a la verdad, cómo es exactamente el trabajo de un detective de homicidios. (*)

Me enganchó nada más empezar, no baja el ritmo en ningún momento, me encanta.
Los interrogatorios han sido de lo mejorcito que he leído: la técnica, la química entre los detectives, el lenguaje corporal del interrogado… Pura magia.

Me fueron rompiendo el corazón los problemas de Cassie y Rob, la verdad. Era mi parte favorita.

¿Y la resolución del caso? Dios, sentí (como ellos) que debí haberlo visto venir. Algo olía mal desde el principio…

⭐⭐⭐⭐⭐

Nota: éste es el primero de una saga que se llama Garda (por los policías de Irlanda), y hay 6 libros en total.

Nota2: terror, terror... no, para nada. No entiendo por qué lo "exponen" así en la sinopsis. No ocurre nada sobrenatural (*), todo el espanto viene del crimen.